Los científicos nos asombran cada día más aplicad la tecnología a la ciencia. Han logrado convertir el agua en polvo sin que hayamos tenido que cruzar una dimensión paralela y, de paso, va a servir para aliviar el calentamiento global del planeta. Seguramente, a un sediento en medio del desierto no le hará tanta gracia este invento.
El agua seca en realidad está formada por partículas que contienen una gota de agua minúscula rodeada de una nanocapa de sílice hidrófobo. Para que lo entendáis es como si rebozáramos una croqueta, donde la masa interior sería el agua y la exterior, el pan rallado con/sin huevo, sería el sílice (que en el fondo no es más que arena). El resultado de este símil gastronómico es un compuesto con aspecto muy similar a la harina, tanto en color como en textura.
Un de sus mejores características es que posee la propiedad de absorber y retener hasta tres veces más dióxido de carbono que el agua ordinaria.
Ademas se ha comprobado que tan solo 6g de este agua son capaces de retener un litro de metano, por lo que sería una fantástica forma de guardar materiales potencialmente peligrosos porque en el interior este agua son inocuas.
También sería una sustancia especialmente efectiva en la industria, ya que es capaz de ahorrar una gran cantidad de energía por ser un material semiconductor y cuando se utiliza un desecho que se desprende es muy utilizado en numerosas sustancias.
Todo un invento. Eso sí, los que habían interpretado el titular en otro sentido y esperaban poder bañarse en una piscina de este líquido para salir completamente secos tendrán que esperarse unos cuantos años.
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